lunes, 19 de octubre de 2009

sextento de un ajeno.

¡DEJAD que me envanezca como la calabaza que se cree melón! alguién lo ha intentado. Estaba cierto amigo, ni suso ni yusodicho, andando por una red conocida cuando se preguntó si podría o no podría escribir un SEXTEntTO, tras preguntar a uno de nt componente y éste permitirle, cortesía manda, que experimente, el colega temporalmente londinense lo intentó, el resultado es el siguiente:

iNTeNTo de sexteNTo

Por ver adónde para taNTo iNTento

y taNTo eNTe y taNTo plenirripio

estoy que no me pierdo participio

buscando Poesía en tus sextentos.

¿quién te manda tratar con lengua muerta?

buscando pergo, hasta llegar a Erta.



sólo diré que por este momento será: Leandrus Mersus.

Publicado por Angelus

miércoles, 14 de octubre de 2009

De como Román descubrió que era muy influenciable

Pues sí.
Era algo que tenía prácticamente asumido. Imito de forma inconsciente las maneras de personas que admiro o respeto: empieza de forma inconsciente, sí, pero al final me doy cuenta y entonces me pregunto si debo seguir haciéndolo y hacer una imitación consciente o dejar de hacerlo y subordinar mis decisiones a que los demás piensen que copio a tal o cual.
La gente suele pegarme expresiones, gestos... o pluma.
Pero...
... Vicisitud y Sordidez ha conseguido que me extasie al comprobar que aquí en el Fnac de Sevilla tienen la guía (tocho gigantesco, por cierto) de cine de Carlos Aguilar y comprobar que, en efecto, el señor tiene mucha mala leche (magnífico lo de Bruce Willis y su camiseta) y afición a una palabra que quizá os suene: "sordidez".
Vraaaaabo.
Pero NO, no acaba aquí la cosa. Cuando me pensaba yo que el día estaba completo por fin con el recuerdo de las suaves pastas azules del Aguilar, voy y me encuentro...
...ay, no tengo palabras, así que: que hable una imagen






Y eso es todo por ahora,
Román (Tertius Romanus Sicculus)

lunes, 5 de octubre de 2009

Nosotros, NT.

A veces uno no sabe por qué hace las cosas, pero las hace, y a veces te tomas un vaso de vino y no sabes porqué, pero lo haces, luego cantas el cumpleaños feliz yendo al entierro del tatarabuelo de tu tatarabuelo, coges, saltas y así llegas a las estrellas con una melodía interminable en tu cerebro que se repite hasta creer que el mundo es una melodía y tu vida se remite a enlazar la mi menor anterior a la la mayor siguiente.

Si algo no te gusta puedes hacer poesía, crear poesía, y si alto te gusta es poesía, y tú eres la mano de hierro, madera, goma... que la escribirá, la harás tuya y la elevarás a papel, a veces mojado.

Nosotros y ellos somos lo mismo, iNTeresante reflexión, pero aún más cierta que interesante. Ellos maestros, nosotros maestrísimos sin orejas, en fin, que se le va a hacer.

Tradición tra(d)icionada, nunca mejor dicho ni más neotéricamenente, en fin, así somos:

Golïardos (espacïo) venimos,
golïardos (espaci) nos creemos,
golïardos (espacïo) creamos,
golïardos (espacïoo) semos.
Vente y te tomas en un vino potorro,
yo en el aula si querés me corro.


El poema tieneuna rima imperfecta, prefiero jugar en esta ocasión con la abertura de vocales, quiero jugar con el verso,

Amgelus Robur Agrestis (NT)

viernes, 2 de octubre de 2009

La retórica, en coma

Pensando en la retórica en los últimos días, y a pesar de que no hace falta mucha cábala, la sensación de que se ha llegado a perder es casi absoluta, al menos en los ámbitos pseudoescolares, en los que ya (no sé hace varias décadas) no existe ningún tipo de ejercicio oratorio-retórico para los alumnos; si después hay algo, o es sacada (o saque) de manga por parte de la gente que sabe un mínimo, ya eso habrá que verlo.

El caso es que en plena Universidad es posible encontrar oradores de un estilo tan labrado, que incluso recurren a simples onomatopeyas (cuando no muecas) para explicar una debacle, paliza, o derrota tragiquérrima; una nueva estirpe que utiliza un tono de voz tan arbitrario que es el mismo que cuando saludan a su madre recién levantados de la siesta ¿Se trata de una Nueva Escuela en ciernes quizás?

Me hastía, mas no me sorprende, pensar que, siglos y siglos de discusión entre asianismo y aticismo, o como quiera que sean llamados (profusión y concisión, por ejemplo) hayan quedado, como muchísimas cosas en los últimos tiempos, en un recuerdo a lo sumo casi testimonial. Pienso que parte de culpa la tiene la tele, dicho sea de paso, por enlazar con algo aparecido en este blog anteriormente.

El caso es que existen testimonios de poetas de la época actualmente contemporánea (ayer) que confirman todo esto. Cómo no, es un sexteNTo:


"Me da cierto repullo el tal colega
no me atrevo a llamarlo barroquiano
¿Por qué me lo imagino en Gran Hermano
siendo expulsado porque nunca friega?
Saludemos al pésimo orador
mientras Chiquito exclama: ¡Pecador!"


Spurius (EL que quedaba por aparecer)